Vivir solo para Cristo. Enero 07

La Biblia, devocionales.

 Porque para mí el vivir es Cristo…

Filipenses 1:21  

El cristiano no siempre vive para Cristo. Comienza a hacerlo cuando el Espíritu Santo lo convence de su pecado y cuando, por gracia, es llevado a ver al Salvador muriente que lo remite de su culpa. A partir del instante de su nuevo nacimiento celestial, el hombre comienza a vivir para Cristo. Para los cristianos, Jesús es la perla de gran precio por quien estamos dispuestos a dar todo lo que tenemos.

Conquistó de tal manera nuestro amor que nuestro corazón late solo por Él; para su gloria viviríamos, y en defensa del evangelio moriríamos. Él es el estándar de nuestra vida y el modelo a partir del cual debemos esculpir nuestro carácter. Las palabras de Pablo significan más de lo que la mayoría de las personas piensa: indican que el objetivo y la finalidad de su vida era Cristo; o mejor aún, que su vida misma era Jesús. En las palabras de un santo de la antigüedad, Pablo comía, bebía y dormía vida eterna. Jesús era su respiración, el alma de su alma, el corazón de su corazón, la vida de su vida.

Como cristiano profeso, ¿puedes decir que vives de esa manera? ¿Puedes decir con sinceridad que para ti el vivir es Cristo? Y tus negocios, ¿los realizas para Cristo? ¿No los haces para engrandecimiento personal o para el bienestar de tu familia? Preguntas esto: «¿Es esta la razón principal?». Para el creyente, lo es.

Profesa vivir para Cristo; ¿cómo puedes vivir para otro objetivo sin cometer adulterio espiritual? Hay muchos que practican este principio en alguna medida, pero ¿quién puede atreverse a decir que vivió totalmente para Cristo como lo hizo el apóstol? Sin embargo, eso por sí solo es la verdadera vida de un cristiano; su origen, su sustento, su forma de ser, su fin, todo reunido en un nombre: Jesucristo.

Señor, acéptame. Aquí me presento orando para vivir solamente en ti y para ti. Déjame ser como el toro que se coloca entre el arado y el altar, para trabajar o para ser sacrificado; y permite que mi lema sea: «Preparado para cualquiera de las dos».


Charles Spurgeon.


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