Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
1 Pedro 5:7
Una forma alegre de calmar la tristeza es sentir que «Él cuida de mí». ¡Cristiano! No deshonres la religión con tu ceño fruncido en constante preocupación. Ven, entrega tu carga a tu Señor. Andas tambaleándote con un peso que a tu Padre no le costaría nada cargar. Lo que a ti te parece una pesada carga será para Él tan sólo un poco de polvo en la balanza. Nada es tan dulce como descansar en las manos de Dios, y no conocer otra cosa sino su voluntad.
Él, si formas parte de su familia, cerrará tus heridas y curará tu corazón roto. No dudes de su gracia por causa de tu tribulación, sino cree que Él te ama tanto en las temporadas de problemas como en las horas de alegría. ¡Qué vida serena y tranquila llevarás si dejas la provisión en las manos del Dios de la providencia!
Con un poco de aceite en la vasija y un puñado de harina en la tinaja, Elías sobrevivió al hambre, y tú harás lo mismo. Si Dios tiene cuidado de ti, ¿por qué has de preocuparte tú también? ¿Eres capaz de confiarle tu alma pero no tu cuerpo? El Señor nunca se negó a aliviar tu carga, nunca cayó derribado por su peso. Entonces, ¡ven, alma! No estés inquieta y deja todas tus preocupaciones en las manos del Dios de la gracia.
Charles Spurgeon.
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