Isaías 63:7
¿Y tú no puedes hacerlo? ¿Hay acaso alguna misericordia que no hayas experimentado? ¿Qué te hace sentir triste ahora? ¿Te has olvidado de aquella bendita hora en la que Jesús te encontró y te invitó: «Ven a mí»? ¿Puedes olvidarte de aquel momento en que Él rompió tus grilletes, arrojó las cadenas al suelo y te dijo: «Voy a quebrar el yugo que te oprime, voy a romper tus ataduras?». O si el amor de ese desposorio ha sido olvidado, ¿no queda ciertamente algún momento precioso a lo largo del camino de la vida que el musgo todavía no haya cubierto en donde puedas leer un feliz memorial de su misericordia para contigo? ¿O acaso nunca has estado enfermo como ahora y Él te restauró? ¿O has pasado por la pobreza y Él suplió todo lo que necesitabas? ¿O has estado en apuros y Él te libró?
Regresa, pues, un poco a las misericordias de ayer, y aunque todo parezca ahora sombrío, enciende las luces del pasado; ellas te iluminarán en medio de la oscuridad, y confiarás en el Señor hasta que apunte el día y huyan las sombras. «Acuérdate, oh Señor, de tus piedades y de tus misericordias, que son perpetuas».
Charles Spurgeon.
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