Lo imperfecto perfecto. Enero 28

 … perfecto en Cristo…

Colosenses 1:28

¿No sientes en tu alma que la perfección no está en ti? ¿No te enseña esto cada día? Cada lágrima que brota de tus ojos llora «imperfección». Cada palabra dura que sale de tus labios murmura «imperfección». Con demasiada frecuencia, tienes una visión de tu propio corazón que sueña con un momento de alguna perfección en ti mismo. Pero en medio de esta triste conciencia de imperfección, hay un consuelo. Eres «perfecto en Cristo». A los ojos de Dios, estás «completo en él». Incluso ahora eres «acepto en el amado».

Pero aún hay una segunda perfección que aún no se ha cumplido, que es segura para toda la simiente. ¿No es maravilloso anhelar el tiempo en que toda mancha de pecado será eliminada del creyente y este será presentado irreprensible delante del trono, sin mácula, ni arruga ni nada parecido? La Iglesia de Cristo, entonces, será tan pura que ni el mismo ojo del Omnisciente verá ninguna mancha ni defecto en ella; tan santa y tan gloriosa que Hart [pastor y compositor de himnos, Inglaterra, 1712-1768] no exageró cuando dijo:  Con las ropas de mi Salvador, santo como el Santo. 

Entonces, conoceremos, gustaremos y sentiremos la alegría de esta vasta aunque breve declaración: «Completo en Cristo». Solo entonces podremos comprender la altura y la profundidad de la salvación de Jesús. ¿Tu corazón no salta de alegría al pensar en ello? Aunque ahora eres tinieblas, un día serás luz; ahora eres inmundo, un día serás limpio. ¡Ah, qué salvación tan maravillosa! Cristo toma un gusano y lo transforma en un ángel. Cristo toma algo oscuro y deformado, y lo transforma en algo limpio e incomparable en su gloria, inigualable en su belleza y preparado para ser compañero de los serafines. Oh, alma mía, levántate y admira esta bendita verdad de la perfección en Cristo.


Charles Spurgeon.