Hechos 9:5
Por el milagro de la redención, en un instante Saulo de Tarso, un fariseo tenaz y obstinado, se transformó en un humilde devoto esclavo del Señor Jesús.
Muchas personas cuando dejan de ser religiosas empiezan a acercarse a Dios porque solo hay un Señor del corazón humano, Jesucristo y no la religión. ¡Pero, ay de mí si después de verlo a Él, no lo obedezco! Jesús nunca insistirá en que yo lo obedezca, pero si no lo hago, he comenzado a firmar la condena de muerte para el Hijo de Dios en mi alma. Cuando me enfrento cara a cara con Él y le digo: "No obedeceré", Él nunca va a insistir, pero esa actitud me aparta del poder regenerador de su redención. Si acudo a la luz, para la gracia de Dios no es importante cuán abominable yo sea. Pero ay de mí si rechazo la luz (ver Juan 3:19-21).
Oswald Chambers.
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