Redimidos de pecado por su sangre. Febrero 07

La Biblia, devocionales.

 "Sin derramamiento de sangre no se hace remisiĆ³n".

Hebreos 9:22

Esta es la voz de la verdad inalterable. En ninguna de las ceremonias judĆ­as -aĆŗn tĆ­picamente consideradas- se hacĆ­a remisiĆ³n de pecados sin derramamiento de sangre. En ningĆŗn caso y por ningĆŗn medio puede el pecado ser perdonado sin expiaciĆ³n. Es claro, entonces, que no haya esperanza para mĆ­ fuera de Cristo, pues no hay otro derramamiento de sangre que sea considerado como expiaciĆ³n por el pecado. ¿Estoy yo creyendo en Ć©l? ¿Es realmente aplicada a mi alma la sangre de su expiaciĆ³n?

En lo que respecta a la necesidad que tienen de Cristo, todos los hombres estĆ”n en el mismo nivel. Por mĆ”s morales, generosos, amantes y patriotas que seamos, esta regla no serĆ” alterada con el fin de hacer para nosotros una excepciĆ³n. El pecado no cede a nada que sea menos potente que la sangre de aquel a quien Dios enviĆ³ como propiciaciĆ³n. ¡QuĆ© bendiciĆ³n que haya un medio de perdĆ³n! ¿Por quĆ© hemos de buscar otro? Las personas que profesan una religiĆ³n meramente formal, no se explican cĆ³mo podemos regocijarnos de que todos nuestros pecados han sido perdonados por Cristo. Sus obras, sus rezos y sus ceremonias les dan un consuelo muy pobre; no pueden ellos estar tranquilos, pues estĆ”n menospreciando la grande salvaciĆ³n y se empeƱan en conseguir sin sangre la remisiĆ³n.

Alma mĆ­a, siĆ©ntate y contempla la justicia de Dios, que se ve obligada a castigar el pecado. Mira todo ese castigo infligido a tu SeƱor, y arrodĆ­llate humildemente y besa los queridos pies de aquel que hizo expiaciĆ³n por ti. No vale nada, cuando la conciencia estĆ” despierta, recurrir, para hallar consuelo, a sentimientos y evidencias; es Ć©ste un hĆ”bito que aprendimos en el Egipto de nuestra legal esclavitud. Lo Ćŗnico que puede restaurar a una conciencia convicta de pecado, es la visiĆ³n de Cristo mientras sufre en la Cruz. "La sangre es la vida de ella", dice la ley levĆ­tica. Estemos seguros de que la sangre es la vida de la fe, del gozo y de cada una de las otras santas gracias.


Charles Spurgeon.

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