… te daré por pacto al pueblo…
Isaías 49:8
Jesucristo es en sí mismo la suma y la esencia del pacto, y una de sus dádivas. Es propiedad de todos los que en Él creen. Cristiano, ¿puedes imaginar lo que has recibido en Cristo? «Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad». Considera la palabra «Dios» y su infinitud, y a continuación, medita en el «hombre perfecto» y toda su belleza. Todo lo que tuvo o puede tener Cristo como Dios y hombre es tuyo; por pura gracia, otorgado a ti para ser tu propiedad vinculante para siempre.
En su condición de hombre perfecto, el gozo del Padre estaba sobre Él. Se destacaba aceptado por el Altísimo. Ah, cristiano, la aceptación de Cristo por parte de Dios es también la tuya. ¿No sabes que el amor del Padre revelado en el Cristo perfecto está en ti ahora? Todo lo que Cristo hizo es tuyo. Esa justicia perfecta operada por Jesús cuando, en su vida irreprensible, guardó la ley y la honró es tuya y te es imputada Cristo está en el pacto. Dios mío, tuyo soy, ¡qué consuelo divino!
¡Qué bendición saber que el Salvador es mío! En el Cordero celestial, triplemente feliz yo soy, y mi corazón ciertamente danza de tu nombre al son.
Charles Spurgeon.
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