Entremos a la tierra prometida. Enero 01

La Biblia, devocionales.

 … comieron de los frutos de la tierra de Canaán aquel año. 

Josué 5:12  


El agotador deambular de Israel había terminado, y el prometido reposo se había alcanzado. Ya no más tiendas, serpientes venenosas, amalecitas violentos y rugidos salvajes; habían llegado a la tierra que manaba leche y miel, y comieron de su antiguo grano.

Tal vez este año, amado lector, este sea tu caso o el mío. La perspectiva es de alegría, y si la fe se ejercita activamente, será un año de puro placer. Estar con Jesús en el reposo reservado para el pueblo de Dios es, en realidad, una esperanza que nos anima; y esperar esta gloria tan pronto es una bendición doble.

La incredulidad se estremece ante el río Jordán, que aún se interpone entre nosotros y la buena tierra, pero descansemos en la certeza de que ya hemos vivido más males que los que la peor muerte puede causarnos. Rechacemos todo pensamiento temible y regocijémonos con enorme alegría en la perspectiva de que, este año, comenzaremos a estar «para siempre con el Señor».

Una parte de las huestes celestiales pasará por la tierra este año para cumplir el servicio a su Señor. Si esto sucede también con nosotros, no hay motivo para que este versículo de Año Nuevo no siga siendo una realidad: «Pero los que hemos creído entramos en el reposo». El Espíritu Santo es la garantía de nuestra herencia. Él nos concede la anticipación de la gloria. En el cielo, los ángeles viven en completa seguridad, y así también estamos nosotros, preservados en Cristo Jesús. Allí, ellos triunfan sobre sus enemigos, y nosotros triunfamos también. Los espíritus celestiales disfrutan la comunión con su Señor, y esto no nos es negado. Ellos descansan en su amor, y nosotros tenemos perfecta paz en Él. Ellos cantan alabanzas, y también es nuestro privilegio alabarlo.

Este año, recojamos frutos celestiales en el suelo terrenal donde la fe y la esperanza han transformado el desierto en el huerto del Señor. El hombre comió el alimento de los ángeles en el pasado, ¿y por qué no ahora? ¡Ah, por gracia, alimentémonos de Jesús y comamos así del fruto de la tierra de Canaán este año!

Charles Spurgeon.

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