… Abel fue pastor de ovejas…
Génesis 4:2
Como pastor, Abel santificó su trabajo para la gloria de Dios y ofreció un sacrificio de sangre en su altar, y el Señor lo respetó a él y su ofrenda. Este tipo inicial de nuestro Señor es sumamente claro y especial. Como el primer rayo de luz que tiñe el este al nacer el sol, no lo revela todo pero manifiesta claramente que está llegando. Cuando vemos a Abel —pastor y al mismo tiempo sacerdote— ofreciendo un sacrificio de olor fragante a Dios, discernimos a Jesús, quien presenta ante su Padre un sacrificio que siempre fue respetado por Él.
¡Estar en el altar de nuestro buen Pastor es más precioso que toda preciosura! Lo vemos allí sangrando como el sacerdote en el matadero; y luego, oímos que su sangre habla de paz a todo su rebaño, paz en nuestra conciencia, paz entre judíos y gentiles, paz entre el ser humano y su ofendido Hacedor, paz por toda la eternidad para los lavados en su sangre. Abel es el primer pastor en orden cronológico, pero nuestro corazón debe colocar siempre a Jesús en primer lugar en orden de importancia. Gran Pastor de ovejas, nosotros, el pueblo de tu prado, te bendecimos con todo nuestro corazón cuando vemos que moriste por nosotros.
Charles Spurgeon.
0 Comentarios