Efesios 6:18
A medida que perseveramos en la intercesión, es posible que descubramos que nuestra obediencia a Dios les cuesta a otras personas más de lo que pensábamos. El peligro, entonces, es comenzar a interceder en solidaridad con aquellos a quienes poco a poco Dios está elevando a una posición totalmente diferente, en respuesta directa a las oraciones que hacemos. Nuestra conexión vital con Dios se rompe cuando dejamos de identificarnos con el interés que Él tiene en los demás y les sentimos lástima. Interponemos nuestra conmiseración, nuestra consideración por ellos. Pero este es un reproche deliberado contra Dios.
Con la intercesión llena de vida no te queda ni el tiempo ni el deseo de orar por tu "pobrecito y lindo yo", ni tienes que luchar para no darle cabida a pensamientos, enfocados en ti mismo pues ni siquiera están allí para impedirles la entrada a tu mente. De esta manera estás absolutamente identificado con los intereses de Dios en la vida de los demás. El discernimiento que Él nos da sobre otras personas es un llamado a interceder por ellas, nunca a la censura o la crítica.
Oswal Chambers.
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