2 Corintios 4:10
Debemos desarrollar hábitos piadosos que expresen lo que la gracia de Dios ha hecho en nosotros. No se trata de que Él nos salvó del infierno, sino de que fuimos salvos para que la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. Lo desagradable es lo que nos permite revelar su vida en nuestra carne mortal. ¿Muestra mi vida la dulzura inherente al Hijo de Dios, o sólo la irritación propia de la naturaleza de mi "yo" separado de Él? Lo único que hará posible que yo disfrute de lo desagradable es el deseo intenso de permitir que la vida del Hijo de Dios se manifieste en mí. No importa lo difícil que algo me resulte, yo debo decir: "Señor, me deleito en obedecerte en esto". Inmediatamente el Hijo de Dios se ubicará en el primer plano y en mi vida humana se manifestará lo que glorifica a Jesús.
Mantén tu alma dispuesta para que se manifieste la vida del Hijo de Dios. Nunca vivas de los recuerdos de experiencias pasadas, sino deja que la Palabra de Dios siempre esté viva y activa en ti.
Oswald Chambers.
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