Motivos y obras. Julio 24

La Biblia, devocionales.

 "Por tanto, os digo que si vuestra justicia no fuera mayor que
la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos",

Mateo 5:20

Lo que distingue a un discĂ­pulo no son sus buenas obras, sino sus buenas motivaciones debido a la gracia sobrenatural de Dios. Lo Ăºnico que supera a hacer lo correcto es ser correcto. Jesucristo vino a poner, en cualquiera que se lo permita, una nueva herencia con una justicia que excede a la de los escribas y fariseos. JesĂºs dice: "Si eres mi discĂ­pulo, no solo tus acciones deben ser rectas, sino tus motivos, aspiraciones y tus mĂ¡s recĂ³nditos pensamientos. Tus motivos deben ser tan puros que el Dios Todopoderoso no pueda ver nada reprobable”.

¿QuiĂ©n puede estar en la luz eterna de Dios sin tener nada que Él pueda censurar? Tan solo Jesucristo, el Hijo de Dios. Y Él declara que mediante su redenciĂ³n puede colocar dentro de una persona su propia naturaleza y volverla tan pura y sencilla como un niño. La pureza que Dios exige sĂ³lo es posible cuando eres renovado interiormente y esto es precisamente lo que JesĂºs se comprometiĂ³ a hacer por medio de su redenciĂ³n.

Nadie se vuelve puro obedeciendo leyes. Jesucristo no nos da reglas ni reglamentos; nos da sus enseñanzas, es decir, verdades que sĂ³lo pueden interpretarse mediante la naturaleza que Él ha puesto en nosotros. La gran maravilla de la salvaciĂ³n de Jesucristo es que Él cambia lo que heredamos. No modifica la naturaleza humana, sino que cambia la fuente y, de ese modo, tambiĂ©n los motivos.


Oswald Chambers.

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