El perezoso espiritual. Julio 10

La Biblia, devocionales.

 "Y considerĂ©monos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras,
no dejando de congregarnos",

Hebreos 10:24-25

Todos tenemos la capacidad de ser unos perezosos espirituales: Queremos permanecer fuera de los caminos tortuosos de la vida y nuestro objetivo principal es asegurarnos un refugio pacĂ­fico lejos del mundo. La idea que expresan estos versĂ­culos de Hebreos 10 es la de estimularnos unos a otros y reunirnos. Ambas acciones requieren iniciativa, es decir, nuestra disposiciĂ³n a dar el primer paso para exaltar a Cristo y no a nosotros mismos. Una vida distante y solitaria es totalmente opuesta a la espiritualidad que Jesucristo enseĂ±Ă³.

La verdadera prueba de nuestra espiritualidad se presenta cuando tropezamos con la injusticia, la mezquindad, la ingratitud y el caos. Todas estas situaciones tienden a hacernos espiritualmente perezosos. Mientras estamos siendo probados, queremos emplear la oraciĂ³n y la lectura bĂ­blica para encontrar un refugio de paz. Utilizamos a Dios solo para obtener paz y gozo, es decir, no queremos que Jesucristo se haga real en nuestra vida, sino solamente disfrutarlo. Este es el primer paso hacia una direcciĂ³n equivocada. Todas estas situaciones simplemente son efectos y, sin embargo, nosotros tratamos de convertirlas en causas.

"Tengo por justo, dijo Pedro, despertaros con amonestaciĂ³n", 2 Pedro 1:13. Resulta muy perturbador recibir un golpe en el estĂ³mago por parte de algĂºn "estimulador" de Dios, alguien que estĂ¡ lleno de actividad espiritual. El trabajo activo y la actividad espiritual no son lo mismo. El trabajo activo puede ser realmente una falsificaciĂ³n de la actividad espiritual. El peligro de la pereza es que no queremos ser estimulados, pues solo queremos oĂ­r hablar del retiro espiritual. Sin embargo, Jesucristo nunca estimula la idea del aislamiento. Él dice: "Id, dad las nuevas a mis hermanos...", Mateo 28:10.


Oswald Chambers.

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