Job 42:10
En el Nuevo Testamento nunca aparece la oración quejumbrosa malsana, centrada en uno mismo, ni el esfuerzo decidido de que yo quiero estar bien. El hecho de que esté tratando de estar bien con Dios indica que me estoy rebelando contra la expiación mediante la cruz de Cristo. Oro: "Señor, si me contestas, purificaré mi corazón: andaré rectamente delante de ti, si me ayudas". Pero no puedo estar bien con Dios por mi mismo, no puedo perfeccionar mi vida. Solo puedo lograrlo si acepto la expiación del Señor Jesucristo como un absoluto regalo. ¿Soy lo bastante humilde para aceptarlo? Debo renunciar a todos mis derechos y reclamos, parar todo esfuerzo, abandonarme por completo en sus manos y luego comenzar a entregarme al trabajo sacerdotal de la intercesión. Muchas oraciones tienen su origen en una auténtica incredulidad en la expiación. Jesús no está empezando a salvarnos. Él ya nos salvó por completo. Y, cuando se trata de un hecho ya consumado, es un insulto pedirle que realice lo que ya llevó a cabo.
Oswald Chambers.
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