1 Tesalonicenses 5:17
Nuestra forma de pensar acerca de la oración, correcta o incorrecta, se basa en nuestro concepto sobre ella. Si consideramos la oración como el aire de nuestros pulmones y la sangre de nuestro corazón pensamos como es debido. Aunque no somos conscientes del hecho, la sangre fluye sin cesar en nuestro cuerpo y la respiración es continua; es un proceso que nunca se detiene. Tampoco somos conscientes todo el tiempo de que Jesús nos mantiene en perfecta unión con Dios, pero si lo obedecemos, Él siempre lo hace. La oración no es un ejercicio, sino la vida del santo. Ten cuidado con cualquier cosa que impida tu ofrenda de oración. Orad sin cesar. Mantén el hábito, como un niño, de ofrendar la oración a Dios en tu corazón todo el tiempo.
El riesgo que corremos es que deseamos suavizar las palabras de Jesús y las encajamos en un significado de acuerdo con nuestro sentido común. Pero, si sólo fuera una cuestión de lógica, no valió la pena que Él las hubiera dicho. Los principios que Jesús enseñó acerca de la oración son verdades sobrenaturales que Él nos revela.
Oswald Chambers.
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