Isaías 59:16, LBLA
Muchos de nosotros dejamos de orar y nos endurecemos hacia Dios porque sólo tenemos un interés emocional en la oración. Suena bien decir que oramos; y leemos libros sobre la oración que nos dicen que es provechosa y que por medio de ella nuestras mentes se tranquilizan y nuestras almas se elevan. Pero en este versículo Isaías da a entender que Dios está asombrado por semejantes pensamientos.
¿Estamos adorando a Dios de modo que nos levantamos para aferrarnos a Él y tenemos un contacto tan íntimo que sabemos cuáles son sus pensamientos acerca de aquellos por quienes oramos? ¿Estamos viviendo una relación santa con Dios, o somos duros y dogmáticos? ¿Piensas que no hay nadie que interceda como debe ser? Entonces, sé tú esa persona. Sé tú quien adora a Dios y vive en una santa relación con Él. Involúcrate en el trabajo real de la intercesión y recuerda que es una tarea que demanda toda tu energía, pero que no tiene ningún riesgo oculto. La predicación del Evangelio entraña un peligro, pero la oración intercesora no tiene ninguno.
Oswal Chambers.
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