2 Corintios 7:1
"Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas..." Yo pido el cumplimiento de las promesas de Dios para mi vida y hago bien. Pero este solamente es el punto de vista humano. La perspectiva de Dios es que a través de sus promesas yo reconozca el derecho que Él tiene sobre mí. Por ejemplo, ¿me doy cuenta de que mi cuerpo es el templo del Espíritu Santo, o tengo un hábito corporal que indudablemente no soportaría la luz de Dios? A través de la santificación el Hijo de Dios se forma en mí y luego yo debo empezar a transformar mi vida natural en una vida espiritual por medio de la obediencia. Dios nos educa incluso en los detalles más pequeños de la vida. Cuando Él te dé convicción de pecado, no consultes con carne y sangre, con el hombre, sino límpiate en seguida. Mantente limpio en tu caminar diario.
Debes tener seriedad en tu compromiso con Dios y dejar con gusto todo lo demás. Literalmente, coloca a Dios en el primer lugar.
Oswal Chambers.
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